Gatti y Asociados

lunes, 30 de marzo de 2009

Amore Mio

Amore Mio es uno de los restaurantes que se encuentran en el Edificio Bureau Pilar, a la altura del kilómetro 49,5 de la Autopista Panamericana; en la salida del Sheraton (la anterior a Jumbo y los Cines Village), a 50 metros de la panamericana de la mano que va hacia Pilar y detrás del hipermercado Diarco.



Llegamos a las 9 de la noche al Bureau Pilar y ya había unos cuantos autos. Luego de estacionar y ver la concurrencia de los restaurantes que teníamos frente a nosotros, nos decidimos por la única mesa afuera para dos que no estaba reservada; previamente señalada por una encargada vestida de negro, de titubeantes gestos y fuerte vozarrón. La primera sensación al sentarme en la mesa fue reconfortante, ya que el lugar por fuera es muy amplio y deja correr una interesante brisa que hace olvidar los 32º y la baja presión atmosférica; el ruido a los autos de la panamericana ya no se sienten.



Se acerco un mozo bajito y de anteojos que nos explico -- con una tranquilidad y una paz realmente contagiosa— que la casa se especializa en pastas. Con el menú en la mano, nos indica que las pastas ya vienen con una salsa que, si lo deseábamos, podía ser cambiada sin ningún problema por otra ya indicada en el menú; también tomo la molestia de explicar, por incentivo propio, en que tipo de platos eran servidas las comidas, demostrando indirectamente el tipo de comida y su capacidad de la manera mas cortes. Si bien el menú es simple tardamos bastante en decidirnos ya que era nuestra primera vez en Amore Mio. Yo no me podía decidir entre Sorrentinos a la parisienne, Malfattis de espinaca con hongos o ravioles de calabaza a los cuatro quesos, pero termine sucumbiendo por los Sorrentinos “(muy gratinados)” que rezaba el menú. Ella pidió Cuerdas de Guitarra a la Carbonara que no figuran en la carta (comentados por el mozo).



Apenas terminados de ordenar, se acerco un caballero (el encargado) ofreciéndome repelente de mosquitos y la posibilidad de instalar serpentinas debajo de la mesa, lo cual accedí en los dos ofrecimientos ya que los mosquitos estaban arruinándome la salida. Con la mente mas despreocupada por los ataques de los mosquitos y esperando la llegada de la orden, comencé a notar los detalles del lugar. Las luces blancas verticales que están en el borde con el estacionamiento son bastante irritantes a la vista, es recomendable no tenerlas de frente, sino de espaldas o de costado. El resto de la iluminación es acertada, ya que la sensación de amplitud dada por la diferencia de altura entre las mesas y el estacionamiento genera un ambiente muy amplio y relajante, ideal para una noche de verano. Fue un placer encontrar pequeños platos para pan, tan olvidados y tan fundamentales a lo hora de esperar la cena, mientras nos tentábamos con el riquísimo patee con pollo que nos habían traído. Lastima que habían olvidado el cubierto correspondiente y también de resguardar el pan en un envoltorio cerrado, ya que si bien se notaba que eran elaborados en el mismo día, se encontraba bastante duros y degranables. El resto de la mesa no llamaba la atención: la copa de vino fue retirada como debe ser ante el pedido de agua, la vela que se encontraba en la mesa jamás fue prendida y la mantelería de tela sintética no generaba ninguna atención. Mientras notaba lo anterior, el encargado que me había ofrecido el repelente, estaba situando serpentinas en el lugar con la perfecta dedicación para que no fueran notadas; las mismas usaban media papa de soporte, lo cual me pareció completamente ingenioso. Puede haber gente que le resulte poco correcto utilizar papas para dicho propósito, a mi me resulto cómico, divertido y eficaz.



De pronto regreso el mozo con los platos. Las Cuerdas de Guitarra estaban servidas en un plato circular y a simple vista se notaba el queso fundido en la salsa. Acompañadas de una pequeña cantidad de laminas de cebollas y un tomate cherry, la comensal sonrió ante el primer bocado y noto lo fresco de las pastas y la gran cantidad de condimentos. Me ofreció probarlo y realmente tenía razón, era como si la clásica salsa carbonara hubiera sido hecha mas liquida y fundida con quesos duros, servida a gran temperatura y uniéndose con los fideos mientras se enfriaba ligeramente (y necesariamente) en el trayecto a la mesa. Conozco ese tipo de salsa, la textura es fundamental y realmente cumplía con las expectativas. En mi plato oval estaban los Sorrentinos a la Parisienne cubiertos de una gran cantidad de queso duro gratinado. La base de la salsa era idéntica a la de las cuerdas de guitarra, solo con leves cambios aromáticos y los agregados de champiñones, jamón, etc. No me disgusto en absoluto la similitud. También tenia las laminas de cebolla y el tomate cherry. El relleno de Mozarella y Jamón era generoso, el queso era acertado pero no llamaba la atención.


Luego de tiempo de haber terminado de comer, se acerco el mozo a ofrecernos el postre. La variedad es justa y surtida. El Volcán de Chocolate con Helado que trajeron era muy “casero”, simple y cremoso, con la azúcar en la medida media y sin dejos de naranja (por suerte); ideal para un día de antojo por chocolate. Yo opte por el Creme Brulee con frutos rojos. Al mismo casi casi se le quema el caramelo, pero es no impidió de que sea impecable, realmente lo mejor de la noche.



La atención fue excelente. Eso si, el comentario de la noche fue la paz que daba el mozo al hablar y la dedicación con la que trabajaba, a su gran atención le estuvimos muy agradecidos. También al encargado que se apiado de mí ante los mosquitos. La única falla fue las dos veces que se acerca la Maître/encargada vestida de negro solicitar retirarnos una silla. Hubiera sido interesante que las hubieran retirado apenas sentados a la mesa y no en el transcurso de la cena.



Nos retiramos contentos de Amore Mio, es una variante de pastas muy buena ante el monopolio en Pilar del restaurante Fettuccine Mario, especialmente ante el precio final. Las salsas fueron realmente gustosas, especiadas y rebosantes. Habrá que ver otro día, con otro mozo atendiéndonos y frente a otro tipo de plato en un día diferente de la semana.



Precio final? $118 con Club Lanacion.


Datos Utiles: telefono 02322-644253


Fotos by http://www.club.lanacion.com.ar/ficha_establecimiento.asp?idSucursal=2280



fotos by http://www.guiaoleo.com.ar/detail.php?ID=3480

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