Gatti y Asociados

miércoles, 1 de abril de 2009

Leny San

Leny San es un pequeño restaurante de comida japonesa que queda sobre Dardo Rocha (mal llamada Thames) 1028, frente al hipódromo de San Isidro, entre las rotondas de Av. Santa fe y Fleming.



Lo descubrimos de casualidad mientras hacíamos tiempo para ir al cine de trasnoche y no dudamos ni un segundo en ir, si bien el frente es pequeño invita a pasar. Estacionamos a la vuelta, sobre Saavedra casi en la esquina y ya se sentía el jengibre en el aire, sacándonos una sonrisa al salir del auto. Se puede estacionar también sobre Dardo Rocha. Al entrar uno se impresiona por el poco espacio y las pocas mesas, y es recibido por unos ojos curiosos del sushi-man; sin dudarlo preguntamos si había lugar afuera, donde nos indicaron que solo quedaba un lugar. Nos sentaron en una mesa chiquita, interesante, con una sillas muy cómodas. Al lado nuestro había unas mesas de mayor tamaño y altura. Todo fue muy rápido desde que estacionamos hasta que nos sentamos.



Apenas sentados se acerca una moza de aspecto cansado que nos acerca unas toallas calientes para las manos, presentadas sobre una tablita de madera barnizada. Nos comenta que la casa se especializa en comida japonesa y sushi (interesante orden de presentación), nos acerca los menues y se aleja a paso lento, pero lo suficientemente rápido para que no podamos pedir la bebida. Teníamos tanta hambre que no nos importaba la poca onda de la moza, solo queríamos pedir la comida. El menú tiene gran cantidad de opciones para que se pueda aprovechar al máximo la cocina; si bien el sector wok es pequeño, las opciones son muchísimas. No pude dedicarme a analizar el menú ya que el estomago crujía, por ende Ella pidió Wok de Arroz con Salmón y yo un Leny Set (mejor conocido como el clásico “combinado”) de surtido salmón. Ella un agua y yo pedí la carta de tragos, me gusta el sushi con alcohol blanco. La carta de tragos es minúscula, pronosticándome un trago mal hecho, así que pedí una coca-cola y nos dedicamos a esperar.



Estábamos en el patio de un pequeño Stud perfectamente reciclado, los detalles conservados para recordar al vecino hipódromo con el umbral de los boxes de caballos remanentes de otra época. Las puertas de los boxes de caballos aun se encuentran impecables, y separan al patio con el comedor principal. Me sentía cómodo, luz tenue pero buena para poder ver la cara de la persona de enfrente y saber que es lo que uno come. También note el tubo de calefacción para exteriores para ir a comer en invierno. La mesa era pequeña, oscura, de altura perfecta para mi altura; copas, utensilios para sushi y la muy elegante toalla para limpieza de manos, lo cual me resulto muy cómoda e inclusive interesante a la vista. El verde, crema y ladrillo acaparan todos los colores, y la gran pared de contrafrente hace un encierro acogedor. La iluminación del cantero es un horror, molesta a la vista y no encaja con el ambiente aun siendo amarilla. Quizás por haber estado cerca del cantero, alejados del alero y en contacto demasiado cercano a la luz genero esta sensación; la que se es que alteraba la vista; suerte que estaban esos faroles colgando del alero. Luz o no luz,… que importa! El olor a jengibre, ajo y especias me estaba volviendo loco. Eso mi hizo chusmear todos los platos de alrededor. Nuestros vecinos tenia una fuente gigante de sushi de todos los colores (me sentía una juguetería norteamericana), el de la otra punta tenia una especie de sopa… todo era interesante. Lo único que faltaba era un buen trago con triple sec en su mezcla.



Primero llego el arroz con salmón, con una presentación interesante; la cuchara era de cerámica como las que se usa en las sopas chinas y el bowl era para llevárselo a casa. Agudicé la viste y vi que el salmón rosado estaba crujiente, por ende, luego de que Ella haya hecho su primer bocado le solicite amablemente que me convidara, a lo cual accedió (por suerte). En esa porción había de todo, el arroz, mas grande y seco del que estamos todos acostumbrados, especias, verduras picadas lo mas finamente posible, un ajo (que debe haber estado macerado para atenuarle el sabor, no deshidratado) suave y un salmón que debe haber estado cocinado en manteca previamente, estoy seguro. Obviamente cebolla bien dulce, morrones, y todos los ingredientes, pero en menor tamaño. La verdad que ese plato era de lo mejor, muy generoso, gustoso y el arroz fue lo que mas me llamo la atención. Siguió el sushi para mí. Parecía que habían utilizado el mismo arroz, tanto para el wok como para el sushi, ya que si bien el arroz de sushi tiene una preparación aparte, era de la misma calidad, tamaño, sequedad y textura. Ojo, no digo que sea malo, sino diferente. Los granos son del doble de tamaño, muy secos, evitando crear la clásica “pasta” de arroz, pudiendo ver entre los mismos y sentirlos al morderlos. Me gusto el cambio, no se si para adoptarlo como un cambio definitivo. El tamaño de las piezas eran enormes, ni hablar de los niguiris. Antes de ordenar sushi recuerden que el niguiri es ENORMES, del largo de mi dedo índice, con mucho salmón; así que calculen que dos niguiris de cualquier casa de sushi es uno solo en Leny San. Los rolls eran los clásicos de los combinados: salmón y palta; salmón y phila; y salmón con phila y palta, nada fuera de lo común, con el gusto esperado. Los rolls también son grandes, quizás con demasiado arroz, yo les pondría menos. Los makis son desastrosos, la verdad que fue una desilusión: gran tamaño, alga, exceso de arroz y un salmón apenas visible difícil de degustar, casi los devuelvo; o sea que el maki es un bodoque de arroz envuelto de alga nori con un salmón indescifrable; yo los llamaría bocados de arroz. Además hay que agregar que se sentía olor a pescado, inclusive desde el otro lado de mi mesa, algo inaceptable. Pero bueno, los dos cenamos y llegamos a la conclusión que el arroz con salmón es fenomenal, no hay que perdérselo, tanto la comida con la presentación, es muy muy muy rico.



Me quede con ganas de probar todo lo que hay en la primera pagina del menú, es muy prometedor, definitivamente voy a volver. El sushi esta bueno, generoso y diferente, de muy fácil comer… pero no me invita a volver a comerlo, me quedo con el resto y lo recomiendo ampliamente. La atención fue nada del otro mundo, la moza estaba cansada, no es su culpa, seguramente si vamos en otro día va a estar mucho mejor. A pesar de lo que escribí antes, me fui contento, me gusto; fue comer de otra manera y con diferentes formas de cocina, ideal para un cambio acertado, eso, “Cambio” es la palabra de la noche en Leny San, la diferencia en los gustos y texturas se nota.



Precio? $130 en total, si no hubiera pedido sushi no llegaba a 100.


Datos útiles: teléfono no hay. http://www.lenysan.com.ar y http://www.lenysan.com.ar/menu.pdf




fotos by http://www.lenysan.com.ar/imagenes.html


fotos by http://www.guiaoleo.com.ar/viewPhoto.php


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