Gatti y Asociados

viernes, 5 de junio de 2009

Kitano Restó

Kitano Resto es un restaurante de sushi que se encuentra sobre la Avenida del Libertador 15731, justo en el medio de la cuadra, entre las calles Roque Sáenz Peña y Rubén Darío, enfrente al CASI (Club Atlético San Isidro).


El jueves pasado decidimos ir a eso de las 21:30, tentados por los descuentos de Club Lanación y por antojo de pescado crudo de varios en mi grupo de amigos. Me lo habían también recomendado por su excelentísimo salmón. La primera impresión fue la gran concurrencia por los autos afuera del lugar. Kitano tiene un pequeño estacionamiento con valet parking donde entran 4 autos máximo. En caso de no haber lugar pueden estacionar sobre Rubén Darío y Libertador, en la vereda de la concesionaria de autos, lugar donde estacionamos los dos autos con gran comodidad. Al llegar a la entrada hay un pequeño deck que promete ser muy cómodo en verano. Nos recibió un caballero detrás de la barra, preguntándonos cuantos éramos y nos invitó a pasar hacia el fondo, donde había más lugar ya que eramos 6 personas.


Se acerca una moza de pelos revueltos y aspecto medio “hippon” con unos gruesos menus, prende dos velas y nos deja a elegir. El menú esta bien armado, simple y fácil, solo que el plástico transparente que cubre el papel no deja ver ni jota ante la penumbra, obligándonos a sacar ese acrílico ocre para poder vislumbrar las propuestas. Ante tanta indecisión terminamos pidiendo una tabla de salmón y especiales y dos tablas combinadas. Las bebidas fueron solo coca-colas para todo el mundo, no había interés de alcohol.


Eso si, el lugar me encantó ya que apenas entré no pude evitar recordar la semejanza del lugar a los clásicos restaurantes de centros invernales (justito en el pie de la montaña), ya que la falta de diseño en la decoración de los mismos, tiene una semejanza inevitable con Kitano Restó. Cabe también agregar que el techo bajo y la distribución de ambientes, da lugar mas a habitaciones que a comedores, típico de una casa reciclada. Ojo, este criterio es propio y solo uno de los comensales de mi mesa compartió mi opinión. Su opinión fue que la decoración, ambientación e iluminación se parece al de un restaurante “de temporada” y no a un establecimiento abierto todo el año. También la temperatura es fresca, cosa que a mi me fascina, con una circulación de aire constante y renovadora. Las mesas son oscuras y la iluminación, como bien indiqué anteriormente, no muestra una continuidad a lo largo, ya que el fondo del restaurante aparece de un tono mas blanco (y claro), provocando una diferencia no agradable con el resto del lugar. No hay casi aislamiento sonoro, cosa que no importa ante las pocas mesas que hay. A todo esto me sentía relajado (aunque no parezca por lo que escribí), las sillas son realmente cómodas, de altura justa con respecto a la mesa.


Llego la moza con las bandejas a los 20 minutos y nos dedicamos a satisfacer nuestro antojo. Pude comprobar que es cierto el comentario que recibí de este lugar, el salmón es realmente muy muy rico, sumamente apetitoso y fresco, parecía recién faenado. El arroz estaba impecable, sin dejos de vinagre y sin ser una pasta. El tamaño de las piezas eran normales, nada del otro mundo y el jengibre es el que se compra en el supermercado marca Kero. El acompañante era un pepino japonés para deleitarse; es mas, casi pido si podían traernos una porción extra ya que era apenas avinagrado y cortado en unas láminas casi transparentes. Los makis eran generosos sin pasarse de arroz, cantidad justa para pieza simple. A todo esto no podía evitar pensar en lo gustoso que era el salmón. Escuché hace tiempo que en ciertos restaurantes de sushi, al salmón le agregan una mezcla de ¾ de sal extra molida y ¼ de azúcar impalpable 10 minutos antes de prepararlo en el rol o maki; de ser así me parece fantástico, que lo sigan haciendo.


Uno de los comensales es un histérico con el sushi cuando llega a la mesa porque siempre se pone a contar las piezas y oh sorpresa! Terminó descubriendo que faltaban 9 piezas en total. También todos nosotros encontramos espinas en las piezas, cosa muy molesta y a la misma vez gratificante ya que la espina delata si el pescado fue lavado con detergente o lavandina y también si es fresco ya que la misma se encontraba perfectamente adherida a la carne del animal. No se asusten, el pescado no mostraba olor ni alteraciones. No pedimos postre y ordenamos directamente la cuenta y al levantarnos para irnos, nos sorprendió ver un gato entrar por al puerta principal, pasar por un costado la barra y adentrarse en la cocina, mostrando un previo conocimiento del lugar (o sea el gato esta deambulando por el lugar hace tiempo y a toda hora y con consentimiento del caballero de la caja y de las mozas)
-- “Guarda que entró un gato y se mandó directo a la cocina!!!” le dije
-- “No te preocupes, es nuestro” nos confió la moza que nos atendió.
No puedo evitar pensar en la terrible asociación de gato y pescado. Pude también chusmear un poco la cocina y no ofrece un aspecto muy limpio, especialmente cuando se la compara con la barra del sushiman.


La verdad que me sentí cómodo en Kitano Resto, los precios son accesibles pero medio irracionales en lo que respecta a los temakis, ya que son desproporcionadamente caros comparandolos con el sushi. Es un lugar de excelentes precios y calidad, tienen un muy buen sushiman. Definitivamente hay que volver, solo espero que la próxima el sushi no tenga espinas, cuente con las piezas solicitadas, se deshagan del gato (o que no lo muestren por favor!!!) y que limpien la mesada y los azulejos de la cocina detrás del mostrador de la caja.


Precio? $324 entre seis personas con Club LaNación.


Datos útiles: teléfono 4743-4218 http://www.kitanoresto.com.ar

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