Siendo un jueves por la noche había muy poca concurrencia en Pepino, cosa extraña debido a su constante clientela presente a toda hora y todos los días de la semana. Estacionamos sobre Pueyrredón, entre José C. Paz y Libertador, a 50 metros del Restaurante para no tener que dejar el auto sobre la avenida. En realidad Pepino tiene un pequeño y vistoso estacionamiento y había un lugar disponible, pero por costumbre termine en el mismo spot de siempre. Tengan en cuenta de que hay dos trapitos que “manejan” el lugar y a veces (no siempre) se ponen pesados; con un fuerte vozarrón se los ubica y todo vuelve a la paz.
Había mesas afuera pero el frio opacaba las ganas de cenar a la intemperie, por ende entramos y recibimos la clásica esencia en el aire que tiene Pepino: hamburguesas y panchos, marca registrada del lugar. Nadie recibe a los clientes (en realidad no hace falta en un lugar así) y uno se decide por el lugar a gusto propio. Elegimos cenar en la planta baja ya que en la planta superior generalmente se llena de gente muy joven (15 a 18 años) y ruidosa. Una mesa simple nos recibió junto al ventanal que mira a la Avenida Libertador. Se acerco un mozo ofreciendo dos cartas que de nada sirvieron ya que sabíamos de antemano el pedido, 2 promociones de hamburguesa, una sin cebolla, una coca y un agua sin gas. Lo bueno de este restaurante es que, si bien tiene precios altos para el rubro, tiene promociones de hamburguesas y panchos, que incluyen papas fritas y bebida a solo $26 y una calidad en su comida que complace hasta al mas exigente.
Retirado el mozo me dedique a observar la remodelación que realizaron hace unos años ya que las últimas veces que había ido a comer me senté afuera dado el buen clima del verano y no ingrese a conocer. Las mesas siguen la antigua tradición y mismo formato: sin mantel, madera con formica y los pomos de ketchup, mayonesa y savora infaltables para una hamburguesería. Pusieron una gran barra que mira hacia la avenida y conservan el pequeñísimo quiosco al lado de la caja que vende cigarrillos y golosinas (algo realmente muy practico). Los ventanales son grandes y llamativos, el sector sur aun conserva el viejo estilo y el color que generan las paredes con al iluminación logran que me sienta tal cual como cuando iba de chico con mi familia; el espíritu del lugar no se ha perdido.
La comida siempre llega rápido en este restaurante y generalmente a la misma vez que la bebida, presentándose un mozo con todos los platos en una mano y las bebidas en la otra, junto con los vasos largos que debieron ser parte de otro viaje por parte del empleado. Dicho y hecho nos decidimos a cenar. La hamburguesa de Pepino es casera y de un gusto increíble que hasta ahora no ha logrado ser emulado por nadie, no tiene grasa, ni cartílago, ni sólidos de origen indeterminado; y se la presenta en una avanzada cocción. El pan tostado, parecido al pebete pero con forma de figazza, es esponjoso por dentro y con un olor a levadura que deleita. La lechuga y el tomate no son nada del otro mundo, pero la cebolla esta pasada por agua caliente y no hervida, preservando el sabor y eliminando el picor que genera, algo impecable. Las papas… las papas fritas de pepino son ESPECTACULARES, ese es el arma secreta del lugar; si bien son muy grasosas, estan cortadas a mano y bien grandotas, crocantes y en buena cantidad.
Como podrán ver, es razonable la reputación de este restaurante y es comprensible la cantidad de clientes y habitués que tiene, la calidad de su comida es incomparable aun siendo simple y de escasa variedad. Jamás escuche a alguien quejarse de las hamburguesas de Pepino; aquellas personas que sean sensibles con el consumo de carne picada, les recomiendo Pepino ya que la cocción a la que someten la carne es fuerte y efectiva. Para los que quieran pedir un pancho les recomiendo que lo pidan en la promoción y que venga con queso ya que es un plato obligatorio para este tipo de gustos. También hay un salad bar para aquellas personas desdichadas que se encuentren a dieta. Hayq ue destacar de que no cobran cubierto y hacen delivery. Otro dato importante es que si van a comer en las mesas de afuera la atención varia para mal ya que no hay cantidad suficiente de mozos y la atención de los mismos se transforma en nula. Eso si, aun hoy sigo sin poder decidir si la hamburguesa tiene o no anís, si ustedes pueden descubrirlo por favor no duden en contarmelo.
Precio? $52 entre dos personas sin incluir la propina
Datos Útiles: teléfono 4792-2570 y 4733-4460
fotos by: www.elcomercioonline.com.ar/
Un clásico de San Isidro. Gente linda comiendo ricas hamburguesas. Juan.
ResponderEliminar